El Museo de Ciencias Naturales ha abierto al público la exposición ‘Visiones: una mirada personal al río tinto’, una muestra que reúne una colección de 25 fotografías de carácter abstracto que reflejan una visión muy personal de su autora, Begoña Sánchez.
“Como si de un microscopio se tratara nos sumerge en la belleza escondida en los diversos elementos de este río, único en el mundo”
El río Tinto nace de las entrañas de la Faja Pirítica Ibérica en la provincia de Huelva, uno de los mayores depósitos de minerales del mundo. La actividad minera de la zona es una de las más antiguas de la humanidad y en ella participaron culturas como la tartésica, fenicia, romana y árabe. Los fenicios lo denominaron Urbero, “el que quema”, quizás por su color o por su alta concentración de ácido sulfúrico en los 100 km de curso de sus aguas. Gracias a los numerosos estudios realizados se ha podido demostrar que su color rojo natural, extremada acidez y alta concentración de metales pesados, fundamentalmente hierro, no se deben a la actividad minera, sino a la actividad geomicrobiológica existente en sus aguas. El intenso color rojo de las aguas, el amarillo del azufre depositado en las rocas, el ocre de los fangos secos y el verde de las algas y la vegetación constituyen una espléndida y única paleta de colores.
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